Agradecer(nos)
El camino no es lineal. Hay subidas y bajadas, giros a la derecha o a la izquierda. A veces avanzamos, regresamos o simplemente nos detenemos a descansar.
El camino no es lineal. Hay subidas y bajadas, giros a la derecha o a la izquierda. A veces avanzamos, subimos velocidad o le bajamos, regresamos o simplemente nos detenemos a descansar.
Hoy agradezco tener un camino y personas que amo con quienes compartirlo. Agradezco tantas cosas que están: desde la oportunidad de llenar esta hoja de letras, hasta poder respirar con tranquilidad, tomar el sol en mi terraza, ver los árboles desde la ventana, escuchar el viento, sentir la lluvia y recibir una sonrisa sincera.
Me agradezco —con gratitud infinita— lo pequeño y lo grande que me hace ser quien soy. La capacidad de investigar, resolver y cuestionarme. La fortaleza para salir adelante y superar obstáculos. La salud, la inteligencia emocional y la capacidad física para sanarme. La intuición para rodearme de personas que me inspiran con su ejemplo y sus consejos, y que me ayudan a reconocer qué puertas abrir… y cuáles cerrar.
A veces uno abre las incorrectas, pero es preciso saber cuándo cerrarlas.
Hoy, la persona más importante en mi vida —con quien comparto mi camino— me dijo algo que me tocó el alma:“Creo que cuando te pones a luchar con algo, solo lo fortaleces, porque toda la atención está ahí… Creo que lo correcto es enfocarse en avanzar, en encontrar un propósito, una pasión, algo que nos ocupe cuerpo, mente y alma… y así lo demás se desvanece.”
Y esas palabras me hicieron cerrar una puerta y abrir otra: la correcta.
Con esa certeza en el corazón, abrazo todo lo que soy y todo lo que tengo cerca.
Agradezco la oportunidad de ser mamá, esposa, hija, hermana, amiga, nuera, cuñada, tía y todo lo que eso implica. Agradezco el esfuerzo y las ganas de aprender a brillar, aquí, donde estoy. Con lo que tengo. En familia.
Con raíces.
Con verdad.
Eso, para mí, es éxito.
Eso, para mí, es estar en casa.
Y hay otra forma de agradecer(nos): hacerse cargo.
Me llegó este texto y no podía no compartirlo.
Hay una palabra que separa a los que esperan… de los que viven.
Agencia.
No hablo de marketing ni de artistas.
Hablo de esa fuerza invisible que tienen las personas que no se resignan.Que no culpan al sistema, a sus papás, al gobierno, al algoritmo o a “cómo están las cosas”.
Que, aunque no tengan todas las respuestas, toman el volante de su vida y dicen: “Esto no me gusta. Lo voy a cambiar.”
Esa es la gente que transforma.
Que no necesita permiso.
Que no espera a que todo esté perfecto.
Que actúa… porque sabe que si no lo hace, nadie más lo hará por ellos.Piensa en cualquier persona que admires.
Un emprendedor, un artista, un atleta, tu vecino que bajó 30 kilos o tu prima que se fue a estudiar al extranjero.
¿Qué tienen en común?
Tienen agencia.Tienen la creencia —y el compromiso— de que su realidad puede moldearse.
Y aquí viene lo más incómodo:
Tú también la tienes.
Solo que a veces se adormece.Porque usarla te hace responsable… y eso asusta.
Se esconde detrás de excusas elegantes.“Es que ahorita no es buen momento.”
“Necesito más claridad, más estudio.”
“Cuando tenga tiempo…”Y así pasan los años.
Hasta que un día despiertas y te das cuenta que tu vida la ha manejado el piloto automático.
Hazte esta pregunta brutalmente honesta:
¿Estoy esperando… o estoy actuando?Y si la respuesta no te gusta…
Acuérdate de que no necesitas un plan maestro. Solo dar el siguiente paso.Porque el verdadero cambio no empieza con una idea brillante.
Empieza con una decisión: La decisión de dejar de esperar.— Oso
Ojalá que nos movamos hacia lo que sí queremos.
Que las decisiones que tomemos sean a nuestro favor.
Que cada paso que demos se convierta en una cosa más que podamos agradecer-nos.💓
A.
¡Hola, guapa. Espero que estés bien. No pude evitar fijarme en tu foto de perfil: ¡estás guapísima! 😍. Te agradecería que me siguieras para que podamos conectar. Ya me suscribí para recibir más publicaciones tuyas. Gracias.